La
intuición es un talento en el que la mujer tiene dones especiales. Sentir y
saber qué hacer, cuándo y por qué hacerlo; conocer cosas que otros no pueden y
adivinar situaciones anticipando eventos, han sido fenómenos más propios de la
mujer que del hombre. La intuición es un talento que se incrementa mucho con la
maternidad.[1]
´´Madre Teresa de Calcuta´´
Cada mujer siente la maternidad desde una perspectiva muy
íntima, pues se trata de un conjunto de emociones personales que no son
uniformes, sino que presentan todo tipo de matices relacionados con el amor y
la protección.
La maternidad es la vivencia que tiene una mujer por el
hecho biológico de ser madre. Si bien el sentimiento maternal se desarrolla a
partir del nacimiento de un hijo, con anterioridad al embarazo es muy frecuente
que la mujer desarrolle un instinto maternal, es decir, el anhelo de tener un
hijo, cuidarlo y educarlo. En este sentido, el instinto de la madre es un
concepto biológico que va más allá de la mujer como ser humano.
Ser Madre es un milagro, una bendición, las sensaciones
son indescriptibles, es el don más precioso para la mujer y da ese toque de
divinidad único. Desde la gestación la experiencia de ser mamá se agiganta día
a día, creándose un amor inmenso, infinito y eterno.
Los sacrificios y esfuerzos que por los hijos hace una
madre, se desvanece con una sola sonrisa y con una de esas miradas llenas de
dulzura, ternura que parecen que pudieran abrazarnos con sus ojos.
Este artículo va dirigido a todas esas madres que con
gran amor, esfuerzo y sacrificio se entregan con el alma a sus hijos y al mismo
tiempo encuentran el valor de hacer entender al mundo que ellas siguen siendo
personas individuales no sólo madres, ya que con orgullo y dedicación cumplen
con su papel de Madres pero no se olvidan de seguir siendo Mujeres.
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