Vida y época de
Michael K comienza relatando una relación cercana y dependiente de un hijo
con su madre. Él nació con labio leporino, y tenía pocas posibilidades de
ganarse la vida por su diversidad funcional. Cuando lo despiden del trabajo que
tenía como jardinero, toman la decisión de migrar al pueblo donde su madre
había pasado su infancia. La travesía se vuelve fatídica, imposible en una
Sudáfrica atravesada por una guerra civil. La novela pasa de describir esta
primera relación que dura hasta la muerte de su madre a ser un testimonio
descarnado de cómo la humanidad asume las diferencias de la manera más hostil.
Vida y época de
Michael K ganó el premio Booker Prize y el Prix Fémina Étranger en 1983. Es
una de las novelas más famosas, y que mejor definen el estilo de J. M. Coetzee;
junto con Desgracia y la trilogía de
autobiografía ficcionada compuesta por Infancia,
Juventud y El verano. El autor,
que recibió además el premio Nobel de Literatura en 2003, se caracteriza por un
estilo inteligente y certero a la hora de mostrar la crueldad y la frialdad
intelectual que desplazan en ocasiones a la vida misma.
J. M. Coetzee nació en Sudáfrica, pasó su infancia en Ciudad del Cabo y ahí se licenció en matemáticas e inglés. Luego vivió en Inglaterra y en Estados Unidos, donde obtuvo un doctorado con un estudio sobre la obra de Samuel Beckett. En 2003 fue galardonado con el Premio Nóbel de Literatura.
Fuente de la imagen: http://www.capitalanimal.es
El protagonista de Vida
y época de Michael K es, en palabras de un amigo suyo, “un alma humana
imposible de clasificar, un alma que ha tenido la bendición de no ser
contaminada por doctrinas ni por la historia, un alma que mueve las alas en ese
sarcófago rígido, que susurra tras esa máscara de payaso”. La complejidad que
resulta de profundizar en la subjetividad y en la vida de Michaels termina por
dejar en claro la vulnerabilidad y la inocencia del personaje cuando lo único
que desea es continuar con vida.
Al finalizar la novela, Michel se pregunta por qué la vida
le demanda tanto y, sobre todo, por qué vivir le resulta tan complicado. Las
últimas palabras de la novela son “y así, diría, se puede vivir”. Esta
reflexión final sobre la posibilidad de la vida representa que a pesar de los
vejámenes, a pesar del cautiverio y el hambre, la esperanza de la vida nunca se
pierde. Hay algo que mantiene a Michaels en pie, por insignificante que
parezca.
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