Por lo general, el mes de mayo ha sido el designado en
muchos países para celebrar la maternidad. En el blog de Zantmaró Ediciones
escribimos el año pasado sobre esta celebración en este enlace.
Este año queremos asumir esta
celebración con perspectivas amplias, y hablar de la Madre Tierra, que es una
expresión común para referirnos al planeta en el que vivimos.
En mam, Madre Tierra se escribe Qtxu’ Tx’otx’ y en
k´iche´, Qanan Ulew. Los pueblos originarios de Guatemala se referían así a la
tierra apelando a su fertilidad y a su capacidad para crear vida. En muchos
pueblos originarios de América Latina se dio el mismo fenómeno, de concebir a
la tierra como una madre. Una de las representaciones más famosas es la de
Pachamama, en la cultura inca, que significa literalmente “madre tierra”.
La tierra es el origen de todo ser viviente y desde este
tipo de cosmovisiones, es también un ser vivo. Por eso es tan importante tener
una buena relación con ella: no dañarla, no abusar de sus recursos, ser
condescendientes, procurar su renovación y agradecerle.
La noción de la Madre Tierra es esencial para la filosofía
del buen vivir, que es una forma de pensar que ayuda a replantear paradigmas
nuevos de desarrollo. Es una filosofía centrada en el ser humano. Se basa en el
término quechua sumak kawsay o suma qamaña que significan “vida en
plenitud, en equilibrio y en armonía con la naturaleza y la comunidad”. Estos
paradigmas no tienen como primicia el desarrollo tecnológico, sino la vida y la
armonía con todas las formas de vida.
Así que este mes, que es para celebrar la maternidad, en
Zantmaró Ediciones celebramos esa maternidad primaria de la tierra, que lo es
todo.
Fuente de la
imagen: https://www.pinterest.com.mx/
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