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Los últimos años de la educación secundaria representan una
gran carga de estrés para los estudiantes que desean estudiar una carrera
universitaria. Muchas veces, a edades muy tempranas, se ven sometidos a una de
las decisiones más importantes de su vida. Durante un intervalo de tiempo reducido,
los estudiantes deben elegir la carrera que estudiarán y, en muchas ocasiones,
que los acompañará por mucho tiempo.
Sin duda, la elección de carrera universitaria es algo
serio. Algo que no puede ser relegado a un segundo plano ni tomado a la ligera.
Casi siempre la decisión se ve influida por una serie de factores que no
responden a los intereses del estudiante. Te dejamos aquí algunos de ellos para
identificarlos y tratar de aislarlos:
Las pruebas de orientación vocacional
Muchas instituciones realizan este tipo de evaluaciones para
ayudar a los estudiantes a vincular sus intereses con sus habilidades, para
evaluar sus opciones. De acuerdo con los resultados, se obtiene un perfil de
los intereses y habilidades, y las áreas
ocupacionales que mejor se relacionan con esas características. A pesar de que
los resultados pueden ser muy positivos, es preciso tener en cuenta que este
tipo de pruebas no deben ser consideradas como determinantes para escoger una
carrera universitaria.
El miedo al fracaso
Otro elemento que muchas veces hace ruido en este tipo de
elecciones es el temor al fracaso. Sobre todo porque las nociones de éxito y
fracaso se asocian al bienestar económico. En el momento de elegir la carrera,
se está eligiendo también el futuro. Así que vale la pena no prestarle atención
únicamente a las posibilidades de acceder al éxito económico, pues la felicidad
no depende de eso únicamente, sino del ejercicio de un trabajo que realice a la
persona en sus aspiraciones.
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La presión familiar
Hay muchas tradiciones familiares muy fuertes que pueden
ejercer cierta influencia en los estudiantes a la hora de escoger su carrera.
Una familia de médicos que sigue un patrón de varias generaciones puede
presionar a sus hijos o hijas para que estudien medicina, por ejemplo. Muchas
veces este tipo de presiones son muy grandes, y pueden abrumar a las personas
que se enfrentan a la decisión. Siempre es preciso tener en cuenta que se trata
de una decisión personal, que compromete el tiempo y la vida de quien la está
tomando.
La palabra vocación viene del latín vocare, que significa “llamar”. Su origen es cristiano, pues hacía
referencia al “llamado de Dios”. Según esta creencia, cada persona tiene un
conjunto de dones y cualidades por los que es llamado a servir en la vida y
llegar a la santidad. No es complejo trasladar esta metáfora al plano de la
elección de carrera, y de hecho, podemos entender con la gravedad cristiana ese
llamado con que definimos el proyecto de vida.
Por eso la importancia de brindar todo el apoyo y el acompañamiento a
los estudiantes en este proceso.
Les dejamos este video sobre el tema.
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