Mano con globo reflectante. Fuente de la imagen: https://www.pinterest.com/
Cuando el protagonista del relato El imortal de Jorge Luis Borges conoce la ciudad de los inmortales,
observa una gran cantidad de arquitecturas y dimensiones imposibles, extraídas
seguramente de los sueños o de las pesadillas. Escaleras invertidas, pasillos
laberínticos que no conducían a ningún sitio o a sitios idénticos a los
anteriores.
Esta Ciudad –pensé– es tan horrible que su mera
existencia y perduración, aunque en el centro de un desierto secreto, contamina
el pasado y el porvenir y de algún modo compromete a los astros. Mientras
perdure, nadie en el mundo podrá ser valeroso o feliz.
El relato de Borges es un desafío para la imaginación de
cualquier lector. ¿Cómo serían las formas de esa ciudad, para que ante su
aparición el personaje haya emitido tal juicio? Antes de que Borges publicara El Aleph, en 1949, hubo un artista neerlandés
que había prefigurado lo que Borges haría en la narrativa. Su nombre era Mauritz
Cornelis Escher, famoso por las ilusiones ópticas creadas con sus grabados y
sus dibujos.
Las obras de Escher nos muestran esas ilusiones ópticas que
talvez se semejen a los espacios de los sueños. Crean imágenes, ideas y
trayectorias de las que el cerebro difícilmente logra escapar. Sus primeros
estudios universitarios fueron de arquitectura y su obra conserva ese afán por
la simetría y por la construcción arquitectónica devenida de sueños imprecisos.
Fuente
de la imagen: https://www.ticketea.com
Ante sus cuadros, no sabemos si estamos subiendo o si
estamos bajando. No sabemos si estamos dentro o estamos fuera. Es un maestro de
las ilusiones ópticas y su obra ha sido muy relacionada con la psicología, pues
representa un desafío para la imaginación espacial. Es inevitable que ante la
imposibilidad de los espacios y los ambientes de sus cuadros, constatemos la
descripción del relato de Borges. Cuando los vemos, sentimos algo inquietante,
un espacio que no coincide con la realidad.
Fuente de la imagen: https://es.pinterest.com
Algunas películas modernas, como El origen (Inception), hacen uso de ese recurso y crean efectos
verdaderamente impresionantes, pues trasladan la imaginación de este tipo de
ilusiones al ámbito audiovisual. Si bien el nombre de Mauritz Cornelis Escher
no figura como una influencia determinante para el desarrollo de las artes
visuales, su obra sí que representa un universo entero de ilusiones ópticas por
explorar. Visita el sitio oficial de Escher aquí. También te invitamos a ver el siguiente video que explica con más detalle la extraordinaria obra de este artista.
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